Excursión a Ses Balandres (Santa Inés)

Después varias semanas hablándolo, mi amigo Rubén y yo decidimos dónde y cuándo íbamos a realizar nuestra excursión de senderismo. Nuestra primera excursión ha sido a Santa Inés, pequeño pueblo rústico y de donde todavía, la actividad agrícola es uno de los principales sustentos de esa pequeña y preciosa población.

Tras un largo paseo en coche y, una buena clase de guía turística impartida por él, llegamos al pueblo de Santa Inés (Santa Agnès en catalàn). En este, tomamos la dirección de "Camí des pla de corona". A escasos metros, cogimos con el coche un camino muy estrecho y aparentemente, de entrada a alguna casa pagesa del lugar. Tras un buen rato de coche por caminos de cabras, decidimos dejar el coche y continuar a pie (recomiendo hacer el camino en cualquier vehículo excepto en un turismo, ya que al principio, el coche casi se nos queda encajado entre dos muros por las estrecheces).

Tras andar cerca de unos 100/150 metros, decidimos parar a ver las vistas, y de paso, tomar unas instantáneas de la zona que estábamos apunto de explorar.

  

A la izquierda, encontramos una formación rocosa formada por unos pequeños islotes con forma de media luna y, con una altura máxima de 45 metros que, son los que dan nombre a nuestra excursión, Ses Balandres, también llamada Sa Foradada, por la gran obertura que la atraviesa.

Pues después de las vistas y de concienciarnos en la altura del lugar, nos dispusimos a bajar hasta la cala que veis en la foto de la derecha.

El camino, como ya sabíamos, es transitado por unos pocos pescadores que poseen sus casetas en la costa de este acantilado, y que han ido formando el camino poco a poco para facilitar la bajada.

Pues nada, vamos para abajo haber que encontramos!.

El camino que decidimos tomar desde ese lugar (y el único posible desde la zona donde accedimos), es muy inclinado, con pocos desniveles al principio y al final, y solo gozamos de una zona plana horizontal en el centro del camino, donde pudimos parar a contemplar las vistas.

La siguiente imagen es la vista que teníamos nada más comenzar el descenso:

Como podéis ver, la inclinación del terreno es considerable. Pero aun así, las vistas incitaban a bajar sin pensárselo 2 veces. Así que visto esto, comenzamos el descenso. Las piedras no son firmes y muchas se desprendieron del suelo al apoyar el peso. Otro tramo de camino, aun peor, fue el de saltar por los matorrales para llegar hasta otras rocas firmes y poder continuar, ya que no se veía que fondo y que altura tenían, ni se sabía si estaban o no inclinados en su base. Pero si la altura no nos impidió bajar, eso tampoco iba a pararnos.

Tras continuar un tramo más, vimos a la derecha del sendero como, en las rocas, se podía observar un tono negruzco y pequeñas formaciones que surgían desde arriba hacia abajo de la pared. Sí, eran lo que nos esperábamos, Estalactitas, o por lo menos el inicio de éstas.

Por las rocas se filtraba agua natural, que goteaba y estaba formando Estalagmitas en la parte inferior. Esto es uno de los puntos que cabe señalar de esta excursión: NO SE DEBE REALIZAR EN DÍAS DE LLUVIA O POSTERIORES A ÉSTA!, ya que el firme está muy húmedo y es extremadamente peligroso.

Tras bajar un poco más, llegamos a una cuerda fijada por los pescadores, y a una escalera que, increíblemente, pudo soportar nuestro peso pese a su estado.

  

La escalera, hecha de maderas y cuerdas de sacos y sobrantes de redes, estaba sostenida por un tronco que, pese a su aspecto robusto, al golpearlo se notaba su mal estado y lo hueco que estaba por dentro debido a la acción de las termitas.

En la próxima entrada, continuaré el tramo de la bajada por la pendiente, que sin duda fue muy divertido y emocionante, ya que tuvimos que descender por una cuerda una pared horizontal, bajar por un camino de piedras planas y finas muy resbaladizo y, saltar desde una considerable altura para llegar al final de nuestra excursión.

Nos vemos en la siguiente entrada publicación ;)