Excursión a Ses Balandres (II)

Y aquí está la segunda parte de la excursión a Ses Balandres, que fue la parte difícil de la excursión y, la que personalmente, más me gustó.

Tras llegar a la escalera de madera, nos encontramos con un pequeño sendero formado por el continuo paso de los pescadores y que, como podremos ver posteriormente, ha sido mínimamente adaptado para facilitar el descenso por este acantilado.



El camino es fácil de seguir, y a unos 60, 70 metros de camino, nos encontramos con unas cuerdas atadas entre sí y a su vez fijadas en diferentes puntos del sendero. Solo tenemos que agarrarnos a ellas (primero hay que comprobar con ligeros tirones que se sujetan bien, ya que cuando nosotros hemos ido estaban perfectas pero si decidís realizar la excursión, para entonces no se sabe como estarán) y caminar hacia adelante siguiéndolas. Cuando terminan, hay que dar un pequeño salto ya que se corta el camino casi verticalmente, o bien bajar de espaldas al suelo con el cuerpo casi a ras, ya que la piedra que hay encima es lisa y patina muchísimo.

Nosotros decidimos bajar dando el salto y así no arriesgarnos a arañarnos a resbalar y que fuese peor.

Continuamos caminando un poco más y ahí está, ¡¡ la parte más excitante de todas !!, la parte de que requiere de mucho cuidado para los que no estén acostumbrados a la escalada. Es la parte del descenso con cuerda.

Nos encontramos ante un corte vertical en la pared, dónde, cómo no, los pescadores han adaptado otra cuerda atada a una sabina y casi al final del recorrido, unos tacos de madera anclados contra la pared de piedra, a modo de escalón.

He de remarcar, que estos tacos no me parecieron muy firmes y además, estaban en un lugar dónde en nuestra opinión, era menos recomendado para bajar.



Como podéis ver en la foto, la pared mide unos 7 - 8 metros de alto, y hay que tener mucho cuidado de no caerse, ya que la caída no sería de esa altura, sino que al ser la zona donde acaba la parte de la cuerda tan estrecha y con un poco de pendiente, probablemente continuaríamos unos buenos 30 metros hacia abajo.

Pero no penséis en ello, agarrad la cuerda decentemente, y bajad despacio, no habrá problema alguno.

Al terminar de bajar con la cuerda, llegamos a un trozo de suelo firme para reponer fuerzas donde podremos descansar el tiempo que necesitemos.

Lo siguiente es un poco peligroso también, pero si se tiene cuidado, no será ningún tipo de problema. La pared también está bastante inclinada, y no tenemos apoyo, solo el suelo, así que cuidado con los traseros, o más de uno se rascará. Las piedras pequeñas que hay sobre las rocas y sobre la pared están sueltas y al pisarlas patinamos, así que hay que pisar poco a poco y con paciencia, o bien si tenéis buen equilibrio, bajar normal pero un poco agazapados, previniendo los patinazos.

Y al fin, ¡ llegamos abajo del todo !, dónde solo nos esperan unas rocas enormes como las de los rompeolas, debidas a los desprendimientos, y unas casetas de pescadores muy bien construidas, como podéis ver en las fotos.

 


Como podéis ver en las fotos, la inclinación es considerable, y aunque no pude hacer muchas fotos del terreno porque me quedaba sin batería, hice estas desde abajo para que pudieseis ver la altura de la zona, se ve la cuerda en el centro de la imagen, y se ve la pendiente que tiene esa pared.


Y nada más que contar, que fue una excursión inolvidable y muy divertida, y la recomiendo a todo el mundo, eso sí, usando la cabeza y tomándoselo con calma.

Espero que os hayan gustado las fotografías, me hubiese gustado poner más fotos, pero la batería nos falló, así que la próxima vez intentaré llevar una de repuesto.

Un saludo

2 comentarios:

  1. hola quede impresionada con las vistas de la pequeña bahía y mas con los embarcaderos parecía que estábamos en otra época. la bajada escarpada me dejo tocada, pero la escalera de madera y la cuerda fue una pasada, allí abajo encontremos a un anciano de unos 70 años,Miguel nos dijo que se llamaba, nos dijo que cada día bajaba y subía por aquella cuerda y eso que nos parecía que le costaba de andar) pero si el lo hacia desde bien joven. gracias

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    1. Efectivamente, aunque parece algo complicado y lo es para muchas personas, allí bajan cada día ancianos que tienen sus llauts en las casetas para pescar.
      Si te fijas, hay algunas casetas en la piedra, en zonas altas, que son para covijarse los días de lluvia, por si surje algún problema y no pueden subir por las tormentas.
      Tienen mucho mérito estos ancianos: por bajar allí, y por haber preparado tan bien el camino escaleras y cuerdas.

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